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20161129

Nosferatu, Phantom der Nacht: terror sedante

Nosferatu: Phantom der Nacht es una de las representaciones más vívidas del mito del vampiro. Sin duda alguna, la más convincente de todas. Es una película del director alemán Werner Herzog, protagonizada por Klaus Kinski y la hermosísima Isabelle Adjani. Básicamente sigue el hilo conductor de la novela de Bram Stoker, Drácula. Sólo varía en algunos nombres propios y localizaciones porque, según dicen, Herzog temía demandas de los herederos del autor irlandés. Algo completamente absurdo. En 1979, cuando se estrenó el film, los derechos de autor de la novela habían expirado.

La película se plantea como un homenaje al clásico del cine mudo Nosferatu, eine Symphonie des Grauens [1922], de F.W. Murnau. Herzog consideraba este film como una de las obras más grandes del cine alemán.
El Drácula que se muestra en los 107 minutos de duración se adapta con total realismo al clásico vampiro transilvano. Es un espectro aristócrata que lleva cientos de años entre la vida y la muerte. Su castillo no destaca por un ambiente de lujo y esplendor. Al contrario: la herrumbre, la molicie y los cascotes lo inundan todo. El personaje, magistralmente interpretado por Klaus Kinski, duerme en una cripta ruinosa, bajo una losa de piedra. Tan sólo la visión de una mujer hermosa le hace olvidar la luz del alba. 
Un detalle a destacar es el azul incendiado que inunda el ambiente. Es una atmósfera de terror sedante que está presente en casi todas las escenas. A este clima de relax contribuye en gran manera la banda sonora compuesta por el grupo alemán Popol Vuh.