Buscar en este blog

20080430

Wishful Sinful


Últimamente ando enfrascado en profundas reflexiones sobre la 'autenticidad' de las cosas. Hace años calificaba de "auténtica" cualquier cosa que me pareciera genial.

Últimamente me obsesiona la búsqueda del gen original. Sólo me interesa el producto primigenio y genuino. La imperfección de las fotocopias que han sido clonadas de otras fotocopias asimismo fotocopiadas no me interesa. Sólo quiero productos con certificado de calidad, denominación de origen y un ISO 9000 inmaculado.

Últimamente busco la pureza de la redondez simétrica, una opera dell'arte sin aristas ni salientes, aquello que convierte un objeto en la síntesis del deseo. Podría llamarse puritanismo. Podría llamarse perfeccionismo.

Últimamente, he descubierto que en la historia hubo puritanos perfeccionistas que se adelantaron de forma clarividente a la Revolución Francesa. Los tiempos modernos han dado una connotación sexual a la palabra puritano, pero me voy a permitir el digno lujo de darle una nueva dimensión a esa palabra.

Buscar la pureza es bueno y no está reñido para nada con el roce que procura gozo al cuerpo y paz al alma.

Últimamente estoy sumido en la palabra trascendencia. El tiempo pasa y sólo lo que es bueno, puro, perfecto, cálido y genial permanece. La perdurabilidad es un factor de primera importancia para mi.

Hay muchas cosas que tienen la categoría de un grano: es una erupción que dura dos días, sufre un proceso de cauterización, desaparece y queda sepultado en la regeneración de la epidermis.

Sólo lo perfecto sobrevive; lo imperfecto, en cambio, sucumbe. Los Dioses son eternos.