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20120909

¿Murió Hitler en el bunker bajo la cancillería del Reich?

Durante los años posteriores al fin de la IIGM pervivió la idea de que Adolf Hitler había simulado su muerte y huido a Sudamérica. Es lo que cabría esperar de un cabo chusquero que exageró su heroísmo en la I Guerra Mundial, cuando no era más que un transporte de correos que actuaba en la retaguardia, con el culo a salvo. No me imagino a Adolf suicidándose por "honor". Más bien me lo imagino haciendo planes para evacuar reservas de oro hacia algún lugar ignoto del planeta. Argentina contaba con el general Perón, un entusiasta admirador del régimen nazi. Y contaba también con una nutrida comunidad de alemanes, muchos de ellos nazis confesos. También tuvieron, unos años después, en Paraguay, al general Stroessner, otro fiel a la causa.

Las modernas técnicas forenses han dado al traste con cualquier prueba que certifique que Adolf Hitler se suicidó en su bunker el 30 de abril de 1945. 

Esto da alas a las murmuraciones sobre el destino del führer. La rumorología llegó incluso hasta los best-sellers, donde se llegaba a revelar la existencia de una organización [Odessa] dedicada a la instauración del IV Reich. Creo que esto no fue posible, así que los nazis pusieron a trabajar sus activos en la llamada economía de libre mercado, mimetizándose en todo tipo de empresas. El IV Reich es lo que estamos viviendo ahora mismo. Este documental lo explica todo bastante bien.

El tema de la presunta huida de Hitler seguirá siendo un mito. Es normal que haya gente a la que le guste fantasear con la idea de que huyó y que estuvo escondido en la Patagonia. Pero eso es una teoría estrambótica. Bormann, Eichmann, Menguele y otros tantos criminales nazis eran personajes de segundo rango que podían adoptar otra identidad y pasar desapercibidos. Pero Hitler, Goering, Himmler o Goebbels lo tenían crudo para sobrevivir con otra identidad. Por eso los cuatro murieron.

Muy probablemente, la supuesta huida de Hitler fue un instrumento de propaganda. Su figura tenía un valor simbólico incómodo. Incluso en estado fantasma, Adolf era un incordio para cualquiera con quien se le pudiera relacionar. La tesis de que Stalin fuera el difusor del rumor entra dentro de lo lógico. Era una manera de criminalizar a sus ex-aliados y, también, de acusarles de ayudar a los nazis supervivientes. No iba mal encaminado el líder soviético en cuanto al apoyo norteamericano a los gerifaltes nazis en fuga. El primer jefe de la CIA, Allan Dulles, fue uno de los que más ayudó a blanquear capitales nacionalsocialistas, especialmente en Sudamérica.


Es cuestionable que Hitler quisiera sobrevivir a la II Guerra Mundial, con el enemigo comunista a las puertas de su ratonera fortificada. Era un megalómano que había vivido con la ilusión de dominar el mundo y de pronto se encontraba en las últimas. Estaba gravemente enfermo, tenía parkinson, depresión y era drogodependiente. Después de vivir muchos años viendo como todo el mundo se sometía a su particular paranoia, de repente su círculo más íntimo le abandonaba. Cuando se enteró de que Himmler y Goering trataban de llegar a un armisticio con los americanos casi le da un patatús.