Buscar en este blog

20171106

Algunas evidencias que revelan quien mató realmente a JFK

El pasado 26 de octubre de 2017 Trump desclasificó más 2800 informes de inteligencia sobre la muerte de John Fitzgerald Kennedy. No lo hizo por generosidad, sino porque le obliga una ley de 1992. Nadie se hace ilusiones de encontrar pruebas sobre los verdaderos culpables del asesinato de JFK. De hecho, algunos de esos informes no aclaran nada que no se sepa desde los años 90's.

Es penoso que un tema de este calado sea calificado de "teoría de la conspiración" más de cincuenta años después. Más penoso aún, que se niegue la existencia de un segundo tirador. 
¿Qué hacía Jackie recogiendo restos de masa cerebral en el capó trasero del coche? Oswald le había disparado al presidente por la espalda, luego la masa cerebral tendría que estar en el parabrisas del coche, no en la parte de atrás. Pese a tan tremendas evidencias, siguen negando la presencia de otro francotirador en la escena del crimen.

Pruebas de que se trató de una trama de elementos del gobierno, la CIA, el FBI, la Mafia, las grandes corporaciones y los anticastristas cubanos no hay ni una, pese a los documentos desclasificados. Pero evidencias... Evidencias las hay a miles.

Los documentos del gobierno de EEUU desclasificados después de la aprobación de la Ley de Registros JFK en 1992 demuestran que la narrativa oficial es una mierda. Hay evidencias abrumadoras que implican a la CIA y otras agencias de inteligencia de los Estados Unidos, así como a altos oficiales militares y entidades corporativas, en un intrincado complot para organizar un golpe contra un presidente que se rebeló contra el poder en la sombra

Muchos de los hechos revelados en este post han sido extraídos del libro JFK and the Indepeakable, de Jim Douglass, cuyo contenido fue respaldado por Robert F. Kennedy Jr. El libro de Douglass está documentado con más de 100 páginas de notas finales, con referencia a documentos gubernamentales desclasificados, disponibles para el público en el edificio de los Archivos Nacionales en Maryland.

Eisenhower advirtió de los peligros que entrañaba el "complejo militar-industrial" justo antes de que Kennedy tomara posesión del cargo.  

En enero de 1961, el general de cinco estrellas que comandó la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que sirvió como comandante en jefe durante la Guerra de Corea, y que se convirtió en el primer comandante supremo de la OTAN, habló sin tapujos de la existencia de un siniestro grupo de entidades a la que denominó el "complejo militar-industrial". El presidente Eisenhower instó a los estadounidenses a mantenerse alerta, antes de que ese grupo sombrío e íntimamente ligado a entidades gubernamentales y corporativas tomara demasiado poder. 

"Nuestra organización militar hoy tiene poca relación con la conocida por mis predecesores en tiempo de paz, o incluso por los combatientes de la Segunda Guerra Mundial o Corea ... En los consejos de gobierno, debemos protegernos contra la adquisición de influencia injustificada del complejo militar-industrial ... Nunca debemos permitir que el peso de esta combinación ponga en peligro nuestras libertades o procesos democráticos. No debemos dar nada por hecho". - Dwight D. Eisenhower, 1961 

Su sucesor [JFK] se enfrentaría cara a cara con la bestia que Eisenhower describió en su discurso de despedida. El complejo militar industrial ya había establecido planes para que el veterano de la Segunda Guerra Mundial y el presidente recién elegido comenzaran preventivamente una guerra nuclear con la Unión Soviética. La insistencia de John F. Kennedy en la paz sería su perdición. 

JFK tuvo un mano a mano con el contratista militar United States Steel 

"Mi padre siempre me dijo que todos los hombres de negocios son unos hijos de puta, pero nunca lo creí hasta ahora". - John F. Kennedy, abril de 1962. 

De hecho, Kennedy calificaba a todos los empresarios estadounidenses con las siglas S.O.B. [son of bitch]

Una de las empresas líderes en el complejo militar-industrial del que Eisenhower advirtió era la United States Steel, un importante contratista del ejército estadounidense que controlaba el 25% de todo el mercado del acero. Los trabajadores siderúrgicos organizaron una huelga de 4 meses en 1959 durante el segundo mandato de Eisenhower, y Kennedy esperaba evitar un ataque similar durante su mandato, en medio de los temores de que la inflación afectara a los precios del acero. 

JFK negoció un acuerdo entre la United Steel Workers [USW] y la industria siderúrgica, por el cual los trabajadores recibirían un ligero aumento salarial, a la vez que se evitaría una subida del precio del acero. Kennedy elogió a la industria por el compromiso y ellos le llamaron "estadista industrial de primer orden". Pero el intercambio de cumplidos se acabó cuando el gerente general de la United States Steel, Roger Blough, rompió el trato y anunció que su compañía elevaría los precios del acero en un 3.5%, a 6 dólares por tonelada. Otras compañías de acero siguieron su ejemplo. 

Después de que el secretario de defensa de Kennedy, Robert McNamara, informara a la United States Steel que se otorgaría un nuevo contrato de construcción de submarinos a una empresa siderúrgica más pequeña que no había aceptado el aumento de precios, otras industrias que se habían sumado a la subida promovida por la United States Steel rápidamente se retractaron de su estrategia, dejando al complejo industrial militar quebrantado con un golpe directo. 

El complejo militar-industrial presionó a JFK para comenzar una guerra nuclear total.

"Y nos llamamos a nosotros mismos la raza humana". - John F. Kennedy al Secretario de Estado Dean Rusk, después de abandonar una reunión secreta en el Pentágono. 

El espectro de la guerra nuclear se cernía constantemente sobre la administración Kennedy. Aunque JFK redujo la amenaza de una guerra nuclear durante la Crisis de los Misiles de Cuba, lo que aún no se sabía era que Fidel Castro había permitido los misiles rusos en tierras cubanas solo como un elemento de disuasión contra un ataque estadounidense. Sin embargo, el Estado Mayor Conjunto de Kennedy pensó lo contrario, que si Estados Unidos no atacaba primero, la nación sería aniquilada. 

Los planes para un primer ataque nuclear contra la Unión Soviética ya estaban en marcha cuando Kennedy asumió el cargo. Según Jim Douglass: "Aunque nos parece una locura, la CIA realmente creía que Kennedy estaba obstruyendo deliberadamente una guerra que tenía que suceder. Los soviéticos eran vistos como el mal absoluto, y nosotros éramos los supuestos 'buenos muchachos'". 

En la página 237 de JFK and the Indepeakable, Jim Douglass describe un secreto Doomsday Briefing [Instrucciones para el Día del Juicio Final] entre Kennedy y el Estado Mayor Conjunto, donde se trazaron planes para un ataque nuclear preventivo contra la Unión Soviética en 1963. Kennedy presionó repetidamente a sus principales generales para que evaluaran la efectividad de tal ataque y la posible pérdida de vidas en los Estados Unidos. Finalmente, salió disgustado, delegando toda respuesta en su Secretario de Estado. En el clímax de las tensiones de la guerra fría, altos mandos militares se sintieron profundamente preocupados por la perspectiva de que su comandante en jefe buscara activamente la paz con la URSS, una entidad considerada como el máximo enemigo de los Estados Unidos. 

JFK negoció secretamente un tratado de desarme nuclear con Kruschev. 
El presidente Kennedy y el presidente soviético Nikita Kruschev se escribieron cartas en secreto, y ambos finalmente comenzaron a dudar de su círculo de asesores y personas designadas y  trabajaron gradualmente por la paz. Veintiuna cartas fueron publicadas por el Departamento de Estado en julio de 1993, después de que un periódico canadiense presentara una solicitud, apelando a la Ley de Libertad de Información. 

Kennedy se había encontrado por primera vez con Kruschev en Viena, y estaba atónito por su testarudez y despreocupación por la posibilidad de una guerra nuclear. Pero la primera carta de Kruschev a Kennedy, que un agente de la KGB entregó encubiertamente al secretario de prensa de Kennedy, Pierre Salinger, a espaldas del Kremlin, habló calurosamente de su retirada cerca del Mar Negro y lamentó las condiciones que podrían llevar a la aniquilación de millones de personas. 

"Todo el mundo esperaba de nuestra reunión un franco intercambio de opiniones que tuviera un efecto tranquilizador, y que recondujera las relaciones de nuestros países en la dirección correcta, además de tomar decisiones que darían a los pueblos una confianza de paz en la tierra. A mi pesar, creo que para los tuyos esto no sucedió ". - Nikita Kruschev, 29 de septiembre de 1961.

Del 16 al 28 de octubre de 1962, Kennedy ignoró deliberadamente a sus asesores militares y de inteligencia y decidió resolver la crisis de los misiles cubanos sin instigar la guerra nuclear. La razón por la que Kruschev instaló los misiles en primer lugar fue debido a que entendió que la maniobra de Bahía de Cochinos no era más que la primera de muchas incursiones de Estados Unidos en los asuntos cubanos, como escribió en sus memorias. Robert F. Kennedy, en su libro de memorias Trece días, escribió sobre la tensa situación a la que se enfrentó su hermano cuando la perspectiva parecía deteriorarse hacia la guerra nuclear y la aniquilación de la humanidad. 

En un momento dado, dos submarinos soviéticos entraron en la zona del bloqueo naval que los EEUU instalaron en aguas cubanas para detener el envío de ojivas desde la URSS. Los submarinos fueron blanco de destrucción por cargas de profundidad, lo que probablemente desencadenaría una cadena de eventos que conducirían a la guerra. RFK escribió que su hermano tenía un semblante de color gris y que apretaba su puño, sosteniéndolo sobre su boca, antes de que, en el último minuto, Kruschev ordenara a los submarinos que no desafiaran el bloqueo. 

Según las cintas de la Casa Blanca desclasificadas a finales de los años noventa, el general Curtis LeMay del Estado Mayor Conjunto amonestó a su comandante en jefe durante la crisis por establecer el bloqueo en lugar de lanzar un ataque preventivo. LeMay comparó el bloqueo con el apaciguamiento de Hitler en Munich en 1938, diciendo que la decisión de Kennedy le haría parecer débil ante los soviéticos y ante el público estadounidense. "Estás en una situación bastante mala", dijo LeMay. Kennedy (riendo): "Tú estás conmigo, personalmente". 

Sin embargo, la crisis se resolvió pacíficamente, en gran parte gracias a la relación que JFK y Kruschev establecieron con las cartas secretas que se enviaban a través de intermediarios. En octubre de 1963, Kruschev firmó un histórico tratado de prohibición de pruebas nucleares que, en una carta al presidente, dijo que "abriría el camino hacia el desarme general y completo, y, en consecuencia, hacia la liberación de los pueblos de la amenaza de la guerra". Kruschev también escribió sobre el potencial de proyectos en los que los dos líderes podrían trabajar, como la "conclusión de un pacto de no agresión entre los países de la OTAN y los estados miembros del Pacto de Varsovia, la creación de zonas libres de armas nucleares en varias regiones del mundo, a menos que se extienda aún más el arma nuclear, que se prohíba el lanzamiento a la órbita de objetos portadores de armas nucleares, que se tomen medidas para prevenir un ataque sorpresa, entre otros pasos". 

Sin embargo, cuando el ministro de exteriores soviético Valerian Zorin entregó esta carta al embajador estadounidense Foy Kohler, un belicoso individuo recomendado por el Servicio Exterior, a quien Kennedy designó solo cuando su hermano no podía ofrecer alternativas, Kohler comentó al Departamento de Estado que la carta no contenía nada de valor. El Departamento de Estado escribió una repetitiva respuesta de dos párrafos que permaneció para siempre en el limbo, y Kennedy murió un año después, sin leer la correspondencia del líder soviético que podría haber puesto fin a la guerra fría. 

JFK se puso del lado de Castro y la revolución cubana. 
"Si lo vuelves a ver, dile que estoy dispuesto a declarar a Goldwater como mi amigo si eso garantiza la reelección de Kennedy". - Fidel Castro a Jean Daniel, 19 de noviembre de 1963 

El 24 de octubre de 1963, el periodista francés Jean Daniel se reunió con JFK en una entrevista organizada por Newsweek. Daniel entrevistaría más tarde a Fidel Castro, solo tres días antes del asesinato de Kennedy. Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos habían sido volátiles desde la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Castro acababa de derrocar a Fulgencio Batista, un títere de los Estados Unidos, y en su lugar se alió con la Unión Soviética en plena Guerra Fría. 

La invasión de Bahía de Cochinos fue una táctica fallida de la CIA para arrinconar a Kennedy y obligarlo a ir a la guerra contra Cuba, y por ende, contra la Unión Soviética. El presidente Eisenhower ya había asignado 13 millones de dólares a la CIA durante su último año en el cargo para autorizar el entrenamiento de la Brigada 2506, un grupo paramilitar formado para derrocar al régimen de Castro. Tres días después de que la 2506 viajara desde Guatemala para invadir Cuba, Castro forzó su rendición, lo que llevó a Kennedy a una disyuntiva. O montaba una invasión a gran escala o sufría una derrota humillante. 

El suceso de la Bahía de Cochinos fue un proyecto que Kennedy heredó de la administración anterior y que tuvo que aceptar a regañadientes. Después del incidente, Kennedy dijo que quería "astillar a la CIA en mil pedazos y dispersarla a los cuatro vientos". No paraba de hacer amigos.

La reveladora entrevista de Jean Daniel con el presidente Kennedy, aproximadamente dos años después de Bahía de Cochinos y un año después de la Crisis de los Misiles, reveló que Kennedy simpatizaba con Fidel Castro, el líder socialista que los estadounidenses odiaban sobre todas las cosas. Esto, a pesar del hecho de que Kennedy en su campaña electoral contra Nixon en 1960 estuviera obligado a ser rígido y severo con el régimen cubano. 

"Creo que no hay ningún país en el mundo, incluidos todos y cada uno de los países bajo dominación colonial, donde la colonización económica, la humillación y la explotación fueran peores que en Cuba, en parte debido a las políticas de mi país durante el régimen de Batista ... incluso iría más lejos: hasta cierto punto es como si Batista fuera la encarnación de una serie de pecados por parte de los Estados Unidos. Ahora tendremos que pagar por esos pecados. En lo que respecta al régimen de Batista, estoy de acuerdo con los primeros revolucionarios cubanos". - John F. Kennedy , 24 de octubre de 1963.

No pasó un mes después de esto cuando lo mataron.

Al igual que hizo con Nikita Kruschev, JFK utilizó intermediarios para mantener correspondencia con Castro y organizar una reunión, solapando a su propio Departamento de Estado. A través de sus asistentes trazó vínculos con el embajador cubano de la ONU, Carlos Lechuga. Castro estaba haciendo lo mismo, después de haber sido impulsado por Kruschev a comunicarse con Kennedy en un intento por hacer las paces. El asistente de Kennedy, Atwood, estaba avanzando en el establecimiento de conversaciones entre los dos líderes a través del asistente de Castro, René Vallejo. 

El 19 de noviembre de 1963, Fidel Castro apareció de repente en el hotel de Jean Daniel en La Habana, lo que provocó una conversación de seis horas, de 10 a 4 de la mañana, con ganas de escuchar todo sobre su conversación con Kennedy. El líder cubano le dijo a Daniel que creía que Kennedy podría ser el único presidente de los EEUU que consiguiera forjar la paz mundial. "Todavía tiene la posibilidad de convertirse, a los ojos de la historia, en el más grande presidente de los Estados Unidos, el líder que finalmente puede entender que puede haber una coexistencia entre capitalistas y socialistas, incluso en las Américas. Entonces sería incluso un presidente más grande que Lincoln", dijo Castro. 

En la tarde del 22 de noviembre, Jean Daniel estaba entrevistando a Castro en su casa sobre la crisis de los misiles cubanos, cuando Castro recibió una llamada sobre el asesinato del presidente Kennedy en Dallas. Al escuchar las noticias, repitió tres veces la frase, "Es una mala noticia". Al escuchar la confirmación de la muerte de Kennedy, Castro le dijo a Daniel: "Todo ha cambiado, todo va a cambiar". 

El sospechoso nº 1 del asesinato de Kennedy, Lyndon Baynes Johnson, suspendió todos y cada uno de los diálogos entre Washington y La Habana, a pesar de los numerosos intentos de Castro de tender la mano y hacer las paces. 

JFK estaba trabajando secretamente para terminar con la ocupación de Vietnam. 

"Esta guerra en Vietnam nunca pasa inadvertida, me atormenta día y noche ... Lo primero que haré cuando sea reelecto [previsto 1964] es sacar a los estadounidenses de Vietnam". - John F. Kennedy a Larry Newman en Hyannis Port, 20 de octubre de 1963 

Antes de adentrarse en Vietnam, es importante reconocer que Kennedy ha recibido muchas y muy merecidas críticas por su decisión de desplegar el Agente Naranja, un arma química tóxica desarrollada por Monsanto, Dow Chemical y otros, en Vietnam en 1962. El Agente Naranja fue responsable de la contaminación de cosechas y miles de muertes vietnamitas, y seguirá causando serios efectos en la salud de las generaciones venideras de vietnamitas. El Agente Naranja también contribuyó a la muerte de soldados estadounidenses que desarrollaron graves problemas de salud a su regreso a casa. 
Pero para comprender completamente la transición en la que Kennedy pasó de ser un halcón a un acérrimo defensor de la paz mundial, Jim Douglass cita en JFK and the Indepeakable cartas escritas por Thomas Merton, un monje residente en Kentucky, que criticó duramente la política exterior de Kennedy e hizo un análisis en profundidad de su transición de señor de la guerra a pacificador. 

Además de hacer malabarismos con la crisis de los misiles cubanos y las constantes tensiones con la Unión Soviética, Kennedy también tuvo que lidiar con la perspectiva de continuar apuntalando el régimen brutal y corrupto del dictador Ngo Dinh Diem, puesto a dedo por los EEUU en Corea del Sur o permitir un golpe que le derrocara, lo que le daría a los soviets una pieza extra en el juego de ajedrez mundial entre los Estados Unidos y la URSS. 

A finales de abril de 1961, el general Douglas MacArthur, que comandaba las tropas aliadas en el Pacífico, le dijo a Kennedy: "A cualquiera que desee enviar tropas terrestres estadounidenses al continente asiático se le debe examinar la cabeza". Cuando el Estado Mayor Conjunto presionó a Kennedy para aumentar la presencia de tropas en Vietnam e incluso desplegar armas nucleares, JFK citó las palabras del general MacArthur en defensa de su posición. 

En noviembre de 1963, Kennedy le dijo al general David Shoup, comandante de los marines y único miembro del Estado Mayor Conjunto en quien confiaba, que lo primero que haría después de las elecciones [previstas para 1964] sería sacar a todas las tropas de Vietnam. Shoup le aconsejó a su comandante en jefe que "a menos que estuviéramos preparados para usar un millón de hombres en un importante avance, deberíamos retirarnos antes de que la guerra se expanda sin control". 

Kennedy emitió el Memorando de Acción de Seguridad Nacional (NSAM) 263 justo antes de su muerte, donde secretamente autorizó la retirada de 1.000 soldados estadounidenses de Vietnam. El NSAM 263 nunca fue obedecido, y la guerra de Vietnam se convertió en un atolladero imposible de ganar bajo la administración de LBJ. 

JFK rechazó una conspiración de falsa bandera para escenificar ataques terroristas en territorio estadounidense para culpar a Cuba. 

"Podríamos explotar un buque no tripulado en cualquier lugar de las aguas cubanas ... Los EEUU podrían continuar con una operación de rescate aéreo/marítimo, llevada a cabo por combatientes estadounidenses, para 'evacuar' a los miembros de la inexistente tripulación. Las noticias en los periódicos estadounidenses causarían una ola de indignación nacional". - Operación Northwoods, 13 de marzo de 1962 

En la primavera de 1962, los Jefes del Estado Mayor Conjunto firmaron un plan siniestro y ultrasecreto para hallar un pretexto para invadir Cuba, que fue bautizada con el nombre de Operación Northwoods. Este plan era tan secreto que ni siquiera los comandantes de comandos unificados o específicos, ni los oficiales estadounidenses asignados a actividades de la OTAN, ni siquiera el presidente de la delegación estadounidense del Comité de Estado Mayor de las Naciones Unidas podían verlo. 

Al ver los documentos, Kennedy le dijo al Jefe de Jefes de Estado Mayor, Lyman Lemnitzer, que no no era posible que la Operación Northwoods sucediera bajo su presidencia. Unos meses más tarde le negaron la posibilidad de renovar su puesto. Estos extractos del documento son probablemente los que hicieron que Kennedy dijera que no, más que cualquier otra cosa: 

"Se planearán una serie de incidentes bien coordinados en Guantánamo y sus alrededores para dar la apariencia genuina de que están siendo hechos por fuerzas hostiles cubanas". "Podríamos hundir un bote de cubanos en ruta a Florida (reales o simulados)". "Los intentos de secuestro de aeronaves civiles y naves de superficie deberían continuar como medidas de acoso toleradas por el gobierno de Cuba" [sic]

La operación Northwoods continúa explicando un plan detallado que involucra a un avión de la CIA que se pintará en la Base Eglin de la Fuerza Aérea para imitar un avión civil registrado que se convertiría en un dron. Entonces, cualquier agrupación de personas con un interés común fletaría un vuelo no programado a un país sudamericano con un plan de vuelo que cruza Cuba. Todos los pasajeros recibirían alias cuidadosamente preparados antes de embarcar, y una vez que su avión pasara por un punto de encuentro al sur de Florida, el avión no tripulado sería detonado por radio control sobre el espacio aéreo cubano después de transmitir en la frecuencia internacional el mensaje MAYDAY, que indica que está siendo atacado por un avión MIG cubano. Mientras tanto, el avión con los pasajeros volaría a una altura mínima de regreso a Eglin para que los militares devuelvan el avión a su estado original. [+sic]

Hasta el último detalle fue pensado para este ataque de falsa bandera, incluyendo un piloto preinformado que volaría cola-final-Charli", o justo entre el avión de pasajeros y el avión no tripulado. Al cruzar al espacio aéreo cubano, el piloto emitiría una señal de socorro de que estaba siendo atacado por un avión MIG cubano, diría que bajaba y volaría de regreso a Eglin, con lo cual se le daría un nuevo número de cola a su nave. El piloto entonces reanudaría su propia identidad y regresaría a su lugar de trabajo normal. Mientras tanto, otras naves de superficie ensuciarán las aguas que rodean Cuba con piezas F-101, donde se enviarán barcos de búsqueda para encontrar un paracaídas y otras piezas de aviones. [++sic]

El documento dice: "Los pilotos que regresan a Homestead tendrían una historia real por lo que sabían". 

A pesar del rechazo constante de Kennedy a su nefasto plan, los Jefes del Estado Mayor Conjunto acordaron seguir planificando "operaciones de pretexto" sin Lemnitzer, quien se convertiría en el Comandante Supremo Aliado de la OTAN después del asesinato de Kennedy.

  Lee Harvey Oswald era un miembro activo de la CIA. 
Como ya se explicó en este blog hace años, el historial y las relaciones sociales de Lee Harvey Oswald son de por sí sintomáticas de como miembros del gobierno, la CIA, el complejo militar-industrial, los anticastristas y la Mafia se confabularon para asesinar a Kennedy. Oswald es relevante, no por ser el asesino, sino por ser la pieza que explica todo el rompecabezas.

Tres años antes del asesinato de Kennedy, Lee Harvey Oswald estaba siendo investigado por el Grupo de Investigaciones Especiales (SIG) de la CIA, una división de Contrainteligencia (CI) de la agencia, dirigida por James Angleton entre 1954 y 1974. Esto fue confirmado cuando el House Select Committee on Assassinations (HSCA) interrogó a Ann Egerter, miembro del equipo de Angleton que abrió el archivo de la CIA sobre Lee Harvey Oswald, [un "archivo 201" en la inteligencia estadounidense] fechado en diciembre de 1960. 

El motivo es que la división CI/SIG solo tiene la tarea de investigar a los agentes actuales de la CIA que presentan riesgos de seguridad. Egerter dijo que su oficina era conocida dentro de la CIA como "la oficina que espiaba a los espías". Explicó que la SIG es una entidad que llevó a cabo "investigaciones de empleados de agencias donde había indicios de espionaje". Debido a que los agentes de la CIA tienen prohibido revelar la identidad de otros agentes, la verdadera ocupación de Oswald sólo se puede discernir a través de preguntas indirectas dirigidas a Egerter. 

Un entrevistador del HSCA le preguntó cuál era el propósito de la IC/SIG dentro de la agencia. A través de esta línea de preguntas, se puede discernir que Lee Harvey Oswald fue investigado en 1960 como un riesgo para la seguridad, y fue entonces cuando vieron la oportunidad de utilizarle, por ejemplo, como patsy [señuelo, tipo que se come un marrón] en el asesinato de Kennedy. 

Entrevistador: "Corríjame si me equivoco ... parece que el único propósito de CI/SIG  se limitaba a investigar a los empleados de las agencias que por alguna razón estaban bajo sospecha". 

Egerter: "Correcto". 

Entrevistador: "Cuando se abre un archivo 201, ¿significa eso que quien abre el archivo tiene un interés de inteligencia en el individuo o, si no es un interés de inteligencia, cree que el individuo puede presentar un riesgo de contrainteligencia?

Egerter: "Bueno, en general, diría que sería correcto". 

Entrevistador: "¿Había alguna otra razón para abrir el archivo?

Egerter: "No, no puedo pensar en uno".

Oswald, en la nómina del FBI 

En 1963, William Walter era empleado de la oficina del FBI en Nueva Orleans. Le dijo al HSCA que Lee Oswald tenía "el estatus de informante en nuestra oficina". Orest Peña, otro informante del FBI, dijo que vio a Oswald con el agente del FBI Warren deBrueys en "numerosas ocasiones", incluso afirmó que DeBrueys le amenazó físicamente por no revelar lo que vio antes de que apareciera Peña ante la Comisión Warren.

El amigo de Oswald, Adrian Alba, que estaba al mando de un garaje en Nueva Orleans donde aparcaban autos del FBI y el Servicio Secreto, recordó haber visto a Oswald acercarse a un coche del FBI fuera del garaje y recibir un sobre blanco a través de una ventanilla, que después escondió debajo de su camisa. Más tarde, Alba dijo que Oswald volvió a encontrarse con el automóvil un par de días después y habló brevemente con el conductor, identificado como un agente del FBI que visitaba Nueva Orleans desde Washington.

Mientras estaba en Nueva Orleans, Oswald trabajó para Reily Coffee Company, que era propiedad de William B. Reily, quien financiaba al Consejo Revolucionario Cubano [anticastristas] patrocinado por la CIA.

Una nota de la CIA desclasificada, fechada el 31 de enero de 1964 dice que la firma [de William B. Reily] estaba vinculada [a la central de inteligencia] desde abril de 1949. El contratista de la CIA Gerry Patrick Hemming también confirmó la coordinación de Reily con la CIA en una entrevista en 1968 con el Distrito de New Orleans. La Oficina del Fiscal, confirmó que William Reily había trabajado para la CIA durante años. La compañía de Reily estaba ubicada cerca de las oficinas en Nueva Orleans de la CIA, el FBI, el Servicio Secreto y la Oficina de Inteligencia Naval (ONI)

Oswald también trabajó en la oficina de un detective y ex agente del FBI llamado Guy Banister, cuyo despacho estaba al otro lado de la calle de las oficinas de la ONI y el Servicio Secreto. Según Daniel Campbell, un ex marine que espiaba a estudiantes radicales en Nueva Orleans e impartía instrucción sobre manejo de armas ligeras a exiliados cubanos, "Banister era un hombre en nómina de la CIA y estaba dirigiendo armas hacia Alpha 66 en Miami".

Alpha 66 fue un grupo de mercenarios cubanos financiado por la CIA que planeaba derrocar a Castro mediante acciones terroristas. Las conexiones de inteligencia de Oswald pueden explicar por qué fue capaz de convocar a un agente del FBI tan fácilmente después de su arresto en agosto por un altercado que estalló cuando distribuía panfletos pro-Castro. [?]

Oswald había escrito a la sede de Nueva York de Fair Play for Cuba acerca de cómo iniciar una rama en Nueva Orleans. El director nacional de esta organización, VT Lee, le instó a no provocar incidentes innecesarios que ahuyentaran a partidarios potenciales. Oswald hizo exactamente lo contrario. El 5 de agosto, visitó a Carlos Bringuier en su tienda de ropa y le dijo quería entrenar mercenarios cubanos para luchar contra Castro. Bringuier era el líder del Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE), que en 1967 fue descrito en un memorándum de la CIA como concebido, creado y financiado por la CIA.

Según la Wikipedia de Bringuer, el 9 de agosto de 1963 Oswald fue visto por Celso Hernández (un amigo de Bringuier) repartiendo panfletos pro-Castro de Fair Play for Cuba en la intersección de Canal Street y St. Charles. Hernández le contó a Bringuier el asunto de las octavillas de Oswald y los dos, junto con otro militante anticastrista, Miguel Cruz, decidieron enfrentarse a Oswald por su doble juego. Cuando los cubanos le abordaron, una multitud comenzó a reunirse. Bringuier intentó incitar a la gente explicando que Oswald había intentado unirse a su movimiento anticastrista, pero que en realidad era un comunista partidario de Castro. Hernández agarró las octavillas de Oswald y estalló una pelea. Oswald y los tres cubanos fueron arrestados por perturbar la paz. Después del arresto, Bringuier y sus amigos cubanos pudieron pagar la fianza, mientras que Oswald no. Fue declarado culpable, multado con 10 dólares y liberado. Antes de abandonar la  comisaría de policía, Oswald pidió hablar con un agente del FBI. El agente John Quigley llegó y pasó más de una hora hablando con él.

Bringuier testificó ante la Comisión Warren que desconfiaba de Oswald y que dos hombres conectados con la CIA habían organizado un teatro callejero que terminó en pelea y el posterior arresto de Oswald y el grupo de cubanos. Quigley también testificó acerca de este incidente ante la Comisión Warren. Dijo que Oswald le explicó detalladamente por qué estaba repartiendo folletos a favor de Castro.

Pese al amiguismo con los anticastristas y sus vínculos con la CIA y el FBI, Oswald apareció en un debate en un canal local de TV en Nueva Orleans como partidario de Castro y la revolución cubana. Se estaba dejando ver para alcanzar cierto grado de popularidad, y así muchos creerían que al asesino de Kennedy era un comunista partidario de Fidel Castro.

Sin embargo, el libro de Harold Weisberg Whitewash IV incluyó comentarios ultrasecretos del jefe del consejo de la Comisión Warren, J. Lee Rankin, que fueron desclasificados después de una extensa batalla legal. La declaración de Rankin reveló el motivo real de la reunión de Oswald con Quigley. De acuerdo con la transcripción de la sesión, Rankin dijo que Oswald fue empleado por el FBI por 200 dólares al mes desde septiembre de 1962 hasta el momento del asesinato.

Sus contactos con la CIA ayudaron a Lee Harvey Oswald a conseguir trabajo.

Las conexiones de Oswald con la CIA y el FBI explican por qué recibió un pasaporte de Nueva Orleans a Minsk [URSS], en 1959 en tan solo 24 horas. Esto es un hecho inaudito habida cuenta el contexto de la época, y más teniendo en cuenta que Oswald era un exmiembro de lo servicios de inteligencia navales, entrenado desde muy joven en una base de radar de la CIA en el Pacífico.

Oswald acababa de renunciar a su ciudadanía estadounidense, en pleno apogeo de la Guerra Fría, para viajar a la Unión Soviética, donde presumiblemente su conocimiento de aplicaciones militares de radar, adquirido en la Marina, y su trabajo en el proyecto top-secret U-2 de la CIA, podían ser traspasados al enemigo. Tras el regreso de Oswald a los Estados Unidos en 1961, él y su esposa, Marina, se hicieron amigos de la vehementemente anticomunista comunidad rusa de Fort Worth.

En una entrevista publicada por El Mundo, Marina Oswald afirma que tuvieron que sortear innumerables escollos burocráticos durante meses para que permitieran su entrada en los EEUU. Otros, en cambio, afirman que no se pusieron mayores trabas para que un desertor de la marina estadounidense y su esposa soviética pudieran establecerse en Fort Worth, Texas.

Fuera como fuera, Lee Harvey Oswald ni siquiera fue arrestado, ni interrogado, a su regreso a los EEUU. Eso es bastante raro, tratándose de un exmarine que había manejado material de alto secreto, que había renegado de su nacionalidad estadounidense y pedido asilo político en la URSS. Lo normal hubiera sido que la CIA y el FBI le hubiesen sometido a múltiples interrogatorios durante días.

Mientras estuvo en Fort Worth, Oswald conoció a un hombre llamado George de Mohrenschildt [foto, derecha], miembro de la CIA e hijo de un exoficial zarista, a quien le gustaba llamarse El Barón. En una entrevista en 1977, de Mohrenschildt admitió que recibió aprobación para contactar con Oswald por primera vez a finales de 1961 de J. Walton Moore, Jefe del Servicio de Contactos Domésticos de la CIA en Dallas. Moore preparó a de Mohrenschildt para reunirse con su contacto, informándole de que era un exmarine estadounidense que había trabajado en una fábrica de electrónica en Minsk, y en quien había un interés especial.

En el verano de 1962, de Mohenschildt dijo que le habían entregado la tutela de Oswald a través de un asociado de Moore, y, como recompensa, le pidió a éste que le facilitara un contrato de negocios a través de su compañía con Papa Doc Duvalier en Haití. Según la esposa y la hija de de Mohrenschildt, en octubre de 1962, solo nueve días antes de la Crisis de los misiles cubanos, el nuevo amigo y mentor de Oswald, convenció a éste y a su esposa soviética, Marina Prusakova, para que se mudaran a Dallas.

El Barón le consiguió un trabajo a Oswald en una compañía de artes gráficas llamada Jaggars-Chiles-Stovall (JCS), que tenía contratos con el Servicio de Mapas del Ejército de EEUU. Aunque Oswald había renunciado a su ciudadanía y podía ser visto como un renegado por el aparato de seguridad militar, le permitieron trabajar en proyectos clasificados que involucraban misiones ultrasecretas U-2. Los compañeros de trabajo de Oswald en JCS dijeron que estaban trabajando en establecer nombres de lugares cubanos en los mapas. Sólo unos días después, se mostrarían fotografías tomadas por los aviones espía U-2 de la CIA, confirmando la presencia de ojivas nucleares soviéticas en Cuba .
Marina Prusakova, la esposa de Lee Harvey Oswald
El Barón también facilitó la primera reunión entre los Oswald y Ruth Paine, una ama de casa con poderosas conexiones con el complejo militar-industrial. George de Mohrenschildt presentó a Paine a Marina en una fiesta que organizó en febrero de 1963. Dos semanas más tarde, Marina Oswald se mudó a la casa de Ruth Paine en Irving, un suburbio de Dallas, mientras que Lee Oswald fue a "buscar trabajo" a Nueva Orleans.

El esposo de Ruth, Michael, trabajaba como ingeniero de investigación para Bell Helicopter, un contratista de defensa de Fort Worth. Treinta años después del asesinato de Kennedy, se descubrió que el padrastro de Michael Paine, Arthur Young, era en realidad el inventor del Bell Helicopter, conectándolo profundamente con el complejo militar-industrial.

La madre de Michael Paine era Ruth Forbes Paine Young. Provenía de la aristocrática familia Forbes de Boston y era amiga de Mary Bancroft, una espía de la Segunda Guerra Mundial que se convirtió en amante del director de la CIA Allen Dulles en Suiza. Cuando Michael Paine estaba testificando ante la Comisión Warren, Dulles le preguntó: "¿Es este señor Young su padrastro?" Paine confirmó ese hecho y Dulles permaneció en silencio, permitiendo que otros comisionados hicieran sus preguntas. Dulles sabía que cualquier pregunta de seguimiento que le hiciera a Paine podría conducir al conocimiento público de sus conexiones familiares íntimas con el principal sospechoso del  asesinato del presidente.

Las conexiones con la CIA de la familia Paine eran aún más profundas. Después de la aprobación de la Ley de Registros JFK en 1992, los documentos desclasificados mostraron que la hermana mayor de Paine, Sylvia Hyde Hoke, figuraba como empleada de la CIA en el ejemplar de 1961 del directorio de la ciudad de Falls Church, Virginia. En su testimonio ante la Comisión Warren, Ruth Paine describió muy modestamente a su padre, William Avery Hyde, como un agente de seguros, experto en "letra pequeña".

Curiosamente, después de la publicación del Informe Warren en octubre de 1964, William Avery Hyde recibió un contrato de 3 años de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) [una "ONG" del Departamento de Estado] como asesor regional de seguros para toda América Latina, presentando informes de Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá. El gobernador de Ohio, John Gilligan, fue administrador de la USAID desde 1977 hasta 1979, y describió el papel  de esta organización como una agencia proxy de la CIA.

"En un momento dado, muchas oficinas de campo de AID se infiltraron de arriba a abajo con gente de la CIA. Era bastante conocido en la agencia quiénes eran y qué estaban tramando ... La idea era organizar operativos en todo tipo de actividades en el extranjero: gobierno, voluntarios, religiosos, de todo tipo". - John Gilligan.

La Comisión Warren reveló que Ruth Paine llamó al Depósito de Libros Escolares de Dallas el 14 de octubre de 1963 para informarse de posibles vacantes laborales en beneficio de Lee Harvey Oswald, luego de que un vecino sugirió la idea. Oswald fue entrevistado para un trabajo a tiempo parcial en el depósito el día 15 de octubre de 1963, y comenzó a trabajar el día 16, con un sueldo de 208.82 dólares por mes.

Otros informes apuntan que Oswald consiguió el empleo en el depósito de libros escolares [desde cuyo edificio realizó -supuestamente- los disparos que acabaron con la vida de Kennedy] como favor personal de su propietario David Harold Byrd, un millonario estadounidense ligado a la industria petrolera y al complejo militar-industrial.
Paine, una chica lista...
Sin embargo, la comisión reveló también que Paine mintió bajo juramento acerca de sus contactos con la Comisión de Empleo de Texas el 15 de octubre sobre un trabajo a tiempo completo mejor remunerado para Oswald en Trans-Texas Airways, como manejador de carga, donde se le pagaría un sueldo de 310 dólares al mes. Sin embargo, decidieron darle el trabajo peor pagado, pero "mejor situado".

Con sólo unos pocos intercambios con el abogado Albert Jenner en la Comisión Warren, Paine pasó de negar cualquier conocimiento de la oferta de trabajo, a recordarlo vagamente, para finalmente escuchar las declaraciones sobre la consecución de aquel empleo en la declaración que el propio Oswald había hecho después de su detención.

Justo cuando la familia Paine se convirtió en la principal patrocinadora de la familia Oswald, el acuerdo que Mohrenschildt le pidió a J. Walton Moore que negociara con el gobierno haitiano se vio cumplido. El Barón salió de Dallas hacia Haití en abril de 1963, mientras se detenía brevemente en Washington para reunirse con la CIA y la inteligencia del ejército de los EEUU para afianzar sus contactos en Haití. De Mohrenschildt recibió un contrato de 285.000 dólares para llevar a cabo estudios geológicos para el notoriamente corrupto y brutal régimen de Duvalier.

No se realizó ninguna investigación, ni siquiera cuando de Mohrenschildt depositó 200.000 dólares en su cuenta bancaria de Puerto Príncipe ese mismo año. En su última entrevista en 1977, El Barón dijo: "Nunca hubiera contactado con Oswald en un millón de años si Moore no lo hubiera ordenado".

Sólo tres horas después de la entrevista, George de Mohrenschildt se suicidó disparándose con una escopeta en la cabeza. [sic]

 El director del FBI J. Edgar Hoover se dio cuenta de lo sospechosa que resultaba esta intrincada red de relaciones familiares y advirtió a la Comisión Warren que no publicara nada al respecto. El 23 de octubre de 1964, el abogado principal de la Comisión Warren, J. Lee Rankin, recibió una carta de Hoover con una redactado muy severo, advirtiéndole que no publicara los "informes y memorandos del FBI sobre Michael, Ruth Paine, George y Jeanne de Mohrenschildt ... los contenidos disponibles para el público podrían causar serias repercusiones para la comisión ".

Oswald fue visto en Dallas con un jefe de operaciones encubiertas de la CIA dos meses antes del asesinato 

Antonio Veciana, líder del grupo paramilitar Alpha 66, financiado por la CIA, recordó haber visto a un hombre delgado y pálido con cabello ondulado en un edificio de oficinas del centro de Dallas conversando con el contacto de la CIA que él conocía como "Maurice Bishop". Bishop era el nombre en clave de David Atlee Phillips, por entonces jefe de operaciones encubiertas de la sucursal de Ciudad de México de la CIA (y jefe del DRE en Nueva Orleans, como se mencionó anteriormente)

Veciana reveló este avistamiento en 1975 a Gaeton Fonzi, investigador del HSCA. Según Veciana, vio a "Bishop" hablando con un joven de tez pálida a principios de septiembre de 1963, a quien más tarde reconocería, después del 22 de noviembre, como Lee Harvey Oswald. Cuando Veciana entró al vestíbulo para reunirse con Bishop, notó que los dos intercambiaron unas pocas palabras más antes de que Oswald se fuera, y Bishop inició una conversación con Veciana sobre Alpha 66, sin mencionar ni una sola vez al hombre con el que acababa de hablar. Veciana no preguntó.

Antes de que Veciana se preparara para testificar al HSCA sobre lo que había visto, el FBI le advirtió tres veces por separado que sería asesinado. Veciana recibió un disparo en la cabeza por parte de un "asesino desconocido" y se recuperó, pero el FBI se negó a investigar y delegó el asunto al inoperante departamento de policía de Miami.

La CIA dificultó la investigación del asesinato de JFK mediante el uso de dobles de Oswald.
Las piezas de este rompecabezas son suficientes para llenar el hangar de un avión. La CIA lo quería de esa manera. En pocas palabras, hubo múltiples cortinas de humo para conseguir hacer de Lee Harvey Oswald un chivo expiatorio, o sea, un pringao. Al inopinado agente Oswald le habían dotado de algunas coberturas ideales: un norteamericano traidor que había huido a la Unión Soviética y que repartía panfletos a favor de Castro era la principal. Todo, con el fin de instigar la guerra que el complejo militar-industrial quería desde el principio.

Las huellas dactilares de la CIA están presentes en el asesinato de Kennedy de múltiples formas, ubicando a Oswald en varios lugares al mismo tiempo y echando por los aires su tapadera. La Comisión Warren alega que Oswald estuvo en Ciudad de México del 27 de septiembre al 2 de octubre de 1963 y que visitó las embajadas soviética y cubana, ambas bajo constante vigilancia de la CIA. La CIA tenía intervenidos los teléfonos en ambas embajadas.

Según la fantástica versión de la Agencia, en una llamada realizada a la embajada soviética el 1 de octubre, un hombre que se hacía llamar "Oswald" y que hablaba ruso, pedía hablar con Valery Vladimirovich Kostikov acerca de un telegrama a Washington. Kostikov era el principal experto en asesinatos del KGB en el Hemisferio Occidental, archiconocido en los círculos de inteligencia de EEUU. Esto significa que si el "Oswald" que hizo la llamada fue realmente el asesino acusado de matar al presidente, esto habría implicado a la Unión Soviética en el asunto.

Sin embargo, la persona que llamaba era un impostor, ya que el verdadero Lee Harvey Oswald vivió en Minsk durante dos años y hablaba ruso con fluidez, mientras que esta persona hablaba ruso bastante mal. El cable del 9 de octubre desde la oficina de la CIA en Ciudad de México a la sede en Langley no solo describía la llamada sospechosa a Kostikov, sino que también mencionaba fotos tomadas de un hombre calvo de gran estatura y complexión atlética que entró y salió de la embajada soviética el 1 de octubre.

Langley telegrafió a Ciudad de México el 10 de octubre, describiendo al Lee Harvey Oswald que desertó a la URSS en 1959 como un hombre de cinco pies y 24 pulgadas que pesaba 165 libras, con pelo castaño ondulado. Quienquiera que entrara en la embajada soviética ese día, definitivamente no era Oswald. El 10 de octubre, la CIA telegrafió al FBI, el Departamento de Estado y la Marina acerca de la información recibida de la Ciudad de México el día anterior. Pero la CIA no mencionó en absoluto la referencia de Oswald a Kostikov, a pesar de la prominencia del nombre.

En JFK and the Indepeakable, Jim Douglass argumenta que la CIA mantuvo esta información altamente confidencial de otras agencias hasta que Oswald, a través de sus múltiples conexiones de la CIA en Dallas y otros lugares, pudiera asegurarse una ubicación sobre Dealey Plaza el 22 de noviembre.

Ralph Leon Yates, un "testigo" molesto.

Otra de las apariciones de Oswald está documentada en JFK and the Indepeakable. Ralph Leon Yates, mecánico de refrigeración de la Texas Butcher Supply Company en Dallas, recogió a un autoestopista mientras tomaba la entrada de Beckley Avenue a la autopista RL Thornton a las 10:30 AM del miércoles 20 de noviembre de 1963. En una de las varias declaraciones al FBI, Yates dijo que el hombre que recogió llevaba un paquete de papel marrón de aproximadamente 4 pies de largo. Cuando le dijo al hombre que podía ponerlo en la parte trasera de su camioneta, el autoestopista comentó que el paquete contenía varillas para cortinas, y que prefería llevarlas en la cabina.

En testimonios tras el asesinato de Kennedy, Yates le dijo al FBI que el hombre parecía casi idéntico a Lee Harvey Oswald. Mientras hablaba brevemente con su pasajero, Yates mencionó que la gente de la ciudad estaba entusiasmada con la próxima visita de Kennedy. Según cita el FBI de la declaración de Yates, el autoestopista se convirtió de repente en un tipo muy conversador, preguntándole a Yates si creía que alguien era capaz de asesinar al presidente. Después de que Yates dijo que creía que se podía hacer, el autoestopista preguntó si se podía hacer desde la parte superior de un edificio o desde una ventana, en lo alto. Yates volvió a responder que pensaba que era posible si el tirador tenía un buen rifle con mira telescópica.

Las notas de la conversación del FBI con Yates detallaron el resto de la extraña conversación, durante la cual el autoestopista sacó de repente una foto de un hombre con un rifle, preguntándole a Yates si creía que el presidente podría ser asesinado con un arma como esa. Yates dijo que conducía y no miró la imagen, pero respondió que sí. Entonces el misterioso pasajero le preguntó a Yates si conocía la ruta del presidente. Yates respondió que no, pero dijo que la ruta estaba en el periódico. Luego, el autostopista le preguntó a Yates si pensaba que la ruta podría cambiarse en el último minuto. Yates le dijo que no, a menos que hubiera medidas extremas de seguridad. El tipo le pidió a Yates que lo dejara en Houston Street, y Yates lo llevó a la intersección Elm y Houston. Yates le dijo al FBI lo último que vio del hombre cuando cruzó la calle Elm, en dirección al depósito de libros escolares de Texas. Después del extraño encuentro, Yates le contó a su compañero de trabajo Dempsey Jones  lo ocurrido con el individuo que había recogido en la autopista.

El FBI entrevistó a Jones para confirmarlo, y Jones dijo a los investigadores que antes de que ocurriera el asesinato, Ralph Yates describió a un autoestopista "que narró el hecho de que un hombre podía estar en un edificio y dispararle al presidente"
Imagen de la teleserie Trial to Lee Harvey Oswald, dirigida en 1977 por David Green.
En condiciones normales, esto sería una evidencia que identificaba a Oswald como el asesino. La entrada de la autopista en Beckley donde Yates recogió al autoestopista estaba en la misma calle que la casa de huéspedes de Oswald en 1026 North Beckley. Yates dejó al autostopista cerca del depósito de libros escolares de Dealey Plaza. El autoestopista se ajustaba a la descripción física de Oswald, y toda la conversación apestaba a un plan de asesinato.

Pero este aparente avistamiento de Oswald entraba en conflicto con otro avistamiento de Oswald que la Comisión Warren decidió incluir en su informe final. Buell Wesley Frazier, un compañero de trabajo en el Texas School Book Depository, testificó a la Comisión Warren que Oswald tenía intención de ir a la casa de Paine en Irving la tarde del jueves 21 de noviembre de 1963. Cuando Frazier preguntó a Oswald por qué quería ir el jueves en lugar del viernes, como solía hacer, para quedarse el fin de semana con Marina y sus dos hijas en la casa de Ruth Paine, Oswald dijo: "Me voy a casa a buscar unas barras de cortina ... [para] poner en un apartamento".

Frazier y su hermana, Linnie Mae Randle, declararon que Oswald salió de su casa con un paquete marrón de 2 pies de largo a la mañana siguiente, y explicó que el paquete contenía barras de cortina. Por tanto, la Comisión Warren decidió que el paquete, aunque demasiado pequeño para llevar un rifle, era el rifle con el que presuntamente se llevó a cabo el asesinato.

El FBI llamó de nuevo a Ralph Leon Yates para volver a contar la historia del autoestopista el 10 de diciembre de 1963, y el 3 y 4 de enero de 1964, esta vez con un detector de mentiras. Los resultados de la prueba del polígrafo resultaron "no concluyentes", lo que significaba que, si bien la historia de Yates no era una mentira, el FBI no estaba satisfecho con el resultado final. El FBI recomendó que Yates fuera inmediatamente al Hospital Woodlawn, la institución mental más importante de Dallas. No le hicieron comprometerse, más bien fue como una "recomendación". Yates, obediente, condujo hasta allí, acompañado de su esposa, Dorothy.

Después de un episodio en el que Yates escapó de Woodlawn, fue internado durante 8 años en el Terrell State Hospital, al este de Dallas. Luego pasó un año y medio en el Veterans Hospital en Waco. Yates, derivado de una institución a otra, nunca volvió a trabajar, y su familia quedó en la miseria. Murió de insuficiencia cardíaca congestiva a los 35 años.

Sin embargo, todo el tiempo, Yates insistió en que la historia del autoestopista sin nombre estaba relacionada con el asesinato de JFK, y se negó a retractarse. Su esposa recordó una declaración muy desconcertante del FBI después de la última prueba de polígrafo: "Me dijeron que estaba diciendo la verdad [de acuerdo con el polígrafo], pero que básicamente se había convencido a sí mismo de que estaba diciendo la verdad. Él lo creyó firmemente, así que salió de esa manera".

Jim Douglass teoriza en JFK and the Indepeakable que debido a que el supuesto avistamiento como autoestopista sucedió en pleno horario laboral del depósito de libros escolares, prueba que el 'Oswald' que Yates recogió era un doble. El gobierno de EEUU arrojó a Ralph Yates a la locura. La historia de Yates, que corroboraron tanto a su esposa como a su compañero de trabajo, entraba en conflicto directo con la historia oficial que el gobierno quería hacer pública en las conclusiones de la Comisión Warren. Para que la tenue narrativa pareciera creíble, Yates tenía que ser desacreditado, y a poder ser, eliminado. 

Otro 'doble' de Oswald fue avistado en un avión militar C54 el mismo día del atentado.

El sargento de la Fuerza Aérea, Robert Vinson, fue testigo accidental del vuelo secreto de un doble de Oswald desde Dallas el día del tiroteo. Vinson estaba molesto porque a pesar de su diligente trabajo para el NORAD (Comando de Defensa Aérea Norteamericana) en la Base de la Fuerza Aérea Ent en Colorado Springs, no había sido recompensado con un ascenso, así que tomó un vuelo espontáneo a Washington DC el 20 de noviembre de 1963 para exigir una respuesta a sus superiores.

El 21 de noviembre, el sargento Vinson se reunió con el coronel Chapman en un sótano del Capitolio de los EEUU para hablar sobre su promoción. Durante su reunión, Vinson vio al coronel Chapman, oficial de enlace entre el Congreso y el Pentágono, atendiendo una llamada y diciéndole a la persona que estaba al teléfono: "Recomendaría encarecidamente al presidente que no fuera a Dallas el viernes" por algo que se había informado.

Tras acabar la llamada, Chapman le aseguró a Vinson que su promoción sería considerada. En la mañana del 22 de noviembre, Vinson fue a la Base de la Fuerza Aérea de Andrews con la intención de regresar a su casa en Colorado Springs al caer la noche. Le dio a un aviador en el mostrador de facturación su nombre y número de serie, solicitando ser alertado cuando se marchara el siguiente avión con destino a la zona.

Aproximadamente 15 minutos después, llevaron a Vinson al hangar, donde abordó un avión C54 sin marcas ni números de serie distintivos; con tan sólo un extraño logotipo marrón en la cola, representando una tierra en forma de huevo, entrecruzada con líneas de cuadrícula. Después de abordar el avión vacío, Vinson notó que dos hombres con overol gris oliva abordaban el avión y cerraban la puerta de la cabina de mando sin siquiera dirigirle la palabra. Al sargento Vinson le pareció extraño que no le pidieran que firmara un manifiesto de vuelo, como siempre había hecho cuando viajaba en aviones de la Fuerza Aérea.

Un poco después del despegue, una voz en tono monótono anunció por el sistema de intercomunicación del avión: "El presidente ha recibido un disparo a las 12:29 AM". El C54 se dirigió hacia el sur, y después de unas pocas horas, Vinson vio en el horizonte la ciudad de Dallas  acercarse a través de su ventanilla. Eran alrededor de las 3:30 de la tarde. Una vez que el avión aterrizó en Dallas, el piloto salió de la cabina y abrió la puerta del pasajero, donde dos hombres con un mono de construcción blanco se subieron rápidamente después de correr desde un jeep que se alejó rápidamente del lugar.

El sargento Vinson recordó que uno de los hombres medía entre 6 y 6'1 pies [1.80 m], que parecía cubano y pesaba entre 180 y 190 libras. También abordó a un caucásico más bajo, que Vinson estimó de entre 5'7 y 5'9 pies y peso aproximado de entre 150 y 160 libras. El avión despegó y se dirigió hacia el oeste sin que nadie dijera una sola palabra a Vinson. El sargento pensó que el silencio de la tripulación era parte de la misión que llevaban a cabo aquellos hombres.

Cuando el avión aterrizó nuevamente al atardecer, Vinson se acercó a una caseta de guardia y le preguntó a un policía aéreo dónde estaban. El hombre de guardia le dijo que estaba en la Base de la Fuerza Aérea de Roswell en Nuevo México. Vinson pensó en llegar al centro de la ciudad para poder tomar un autobús de regreso a casa, pero el policía le informó que la base estaba cerrada y que nadie podía entrar o salir. Vinson pensó que esto era especialmente extraño, dado que su avión acababa de aterrizar sin interferencias.

El 23 de noviembre de 1963, Robert Vinson había vuelto a su casa en Colorado. Viendo las noticias sobre el asesinato esa noche, le contó a su esposa Roberta su extraño vuelo de regreso. Cuando la cara de Lee Harvey Oswald apareció en las noticias, Robert dijo: "Ese tipo se parece a uno que estaba en el avión". "¿Estás loco?", dijo Roberta. "No podría ser él. Está en la cárcel". "Te juro que es el pequeño que subió al avión", insistió Vinson. "Bueno, no digas nada", dijo Roberta. Vinson tenía una mujer lista, que duda cabe.

Después de que Jack Ruby asesinó a Oswald, Vinson juró guardar silencio sobre lo que vio. Pero le había dado su nombre y número de serie al piloto del mostrador de check-in de la Base Aérea de Andrews. En la primavera de 1964, cuando Vinson ya había sido ascendido a sargento técnico, las autoridades federales le tenían identificado. Los vecinos le dijeron que el FBI estaba haciendo preguntas sobre ellos a todo el barrio, específicamente sobre sus temas de conversación en los últimos meses. [sic]

El comandante de Vinson le hizo firmar una declaración de confidencialidad, y Roberta, por primera vez como esposa de un miembro de la Fuerza Aérea, tuvo que completar un formulario de historia personal y firmar una declaración de secreto adicional. En noviembre de 1964, Vinson recibió la orden de ir a Washington y llamar a un número para obtener más instrucciones al aterrizar. Después de hacer la llamada, le dijeron que pasaría la mayor parte de la semana en la sede de la CIA en Langley, donde pronto se sometería a múltiples exámenes físicos y psicológicos.

Al final del quinto día, Vinson fue entrevistado por un semicírculo de hombres envueltos en la oscuridad, que le ofrecieron un trabajo en la agencia. Cuando Vinson se negó, le ofrecieron sobornos lucrativos, que también rechazó. Vinson regresó a su hogar en Colorado Springs, hasta que fue contactado de nuevo tres meses después. Esta vez, la Fuerza Aérea le traslado a Las Vegas, dondetuvo que informar mediante una llamada de teléfono después de aterrizar. Vinson supo que la Fuerza Aérea lo había asignado al avión espía Blackbird SR 71, el más secreto de la CIA, en las montañas Nellis, a unas 40 millas al noroeste de Las Vegas. La base pasó a llamarse Área 51 después de ser contaminada por radiación de pruebas nucleares cercanas, y se centró en aviones experimentales similares a platillos volantes.

Vinson supo después que se estaban realizando experimentos similares con platillo volador en la Base de la Fuerza Aérea de Roswell, donde el C54 había aterrizado el día del asesinato de Kennedy. La tradición local acerca de los extraterrestres se vio como una cobertura conveniente para los proyectos de alto secreto de la CIA. Robert Vinson pasó el último año y medio de su alistamiento en la Fuerza Aérea como supervisor administrativo para el suministro del Área 51. La CIA complementó los ingresos de la Fuerza Aérea de Vinson con pagos mensuales en efectivo, que tanto Vinson como su esposa sospecharon fueron el precio de su silencio sobre lo que Vinson vio cuando abordó el avión equivocado el 22 de noviembre de 1963.

Cuando Vinson preguntó a un sargento de la Fuerza Aérea en el Área 51 sobre el origen de un logotipo de la Tierra con forma de huevo de color óxido en la cola de un C54 que aterrizó en la base en 1963, el sargento dijo, "CIA". Vinson guardó silencio durante 30 años mientras él y su esposa vivían y trabajaban en silencio en Wichita, Kansas. En 1976, Robert Vinson le contó a un abogado amigo sobre el secreto que había estado guardando, y éste le dijo: "No se lo digas a nadie. Por tu propia seguridad".
Vinson siguió el consejo de su amigo hasta la aprobación de la Ley de Registros JFK en 1992, y en 1993 fue entrevistado en el canal KAKE-TV 10 de Wichita [foto] donde contó su historia a Larry Hatteberg. Su entrevista fue tan popular entre los espectadores que fue retransmitida varias veces.

La historia de Vinson de la CIA acompañando a un doble de Oswald desde Dallas y la consiguiente compra de su silencio y complicidad ha sido narrada en el libro Flight From Dallas, del abogado de derechos civiles de Wichita James Johnston y el periodista Jon Roe.

Los testimonios del alcalde de Dallas, Wes Wise, el mecánico automotriz TF White, el operador de puestos de venta, Butch Burroughs, y el propietario de la tienda de pasatiempos Bernard Haire, junto con las historias del sargento Robert Vinson y Ralph Leon Yates, prueban los múltiples avistamientos de más de un "Oswald" en diferentes lugares al mismo tiempo.

Este es el mayor indicador del fracaso de la CIA en un intento de forzar una narración particular alrededor de una persona en particular, atrayendo de forma inadvertida la atención hacia ellos mismos.

El informe de la Comisión Warren fue un encubrimiento.

Oswald marine
A pesar de que la Comisión Warren estaba investigando a un presunto asesino del presidente que tenía un amplio conocimiento de los programas de inteligencia militar de alto secreto, las preguntas pertinentes se obviaron de forma notable en el sumario. Desde septiembre de 1957 hasta noviembre de 1958, Oswald fue operador de radar para los Marines en la Base Atsugi de la Fuerza Aérea en Japón. Esta era también la principal base de operaciones de la CIA en el Lejano Oriente, una de las dos donde los aviones espía U-2 de alto secreto despegaban en misiones sobre China y la Unión Soviética.

Oswald tenía una autorización de seguridad "criptográfica", más alta que la de alto secreto, que le daba licencia para escuchar regularmente las comunicaciones de radio de los vuelos U-2. El exteniente del Cuerpo de Marines John Donovan le dijo a la Comisión Warren que Oswald "tenía acceso a la ubicación de todas las bases en el área de la costa oeste, la fuerza de todos los escuadrones, el número y tipo de aeronaves en un escuadrón, quién era el oficial al mando y la autentificación del código de entrada y salida de ADIZ [Zona de identificación de defensa aérea] Conocía el alcance de nuestro radar, conocía el alcance de nuestra radio y conocía el alcance de la radio y el radar de las unidades circundantes".

A muchas personas les resulta difícil creer que Oswald fuera entrenado por la CIA. Pero hay un Memorándum del Gobierno de los Estados Unidos al Sr. James J. Rowley Jefe del Servicio Secreto de los Estados Unidos del Sr. John McCone, Director de la Agencia Central de Inteligencia del 3 de marzo de 1964. El sujeto Oswald fue entrenado por esta agencia, al amparo de la Oficina de Inteligencia Naval, para tareas soviéticas. Durante el entrenamiento preliminar, en 1957, el sujeto estuvo activo en entrenamiento preliminar aéreo. En 1957, estuvo activo en reconocimiento aéreo de China continental y mantuvo una autorización de seguridad hasta el nivel "confidencial". Sus registros militares durante este período están abiertos a su agencia y he ordenado que se envíen a la Comisión. El sujeto recibió adoctrinamiento adicional en nuestro propio sitio de Camp Peary del 8 de septiembre a 17 de octubre de 1958, y participó en algunas tareas relativamente menores hasta que se hicieron los arreglos para su entrada en la Unión Soviética en septiembre de 1959Oswald participó, junto con otros jóvenes, en un programa de falsos desertores.  [VER]


Como Jim Douglass dice en JFK and the Indepeakable, Donovan quedó estupefacto porque la Comisión Warren omitió todas las preguntas relacionadas con el trabajo de Oswald con los aviones ultrasecretos U-2 antes de "desertar" a la Unión Soviética. Después de su interrogatorio, Donovan le preguntó a un abogado de la Comisión Warren, "¿No quieres saber nada sobre el U-2?" El abogado respondió: "Le preguntamos exactamente qué queríamos saber de usted y le preguntamos todo lo que queríamos, y eso es todo. Si hay algo más que queramos preguntarle, lo haremos".

Cuando Donovan le preguntó a otro testigo sobre el trabajo de Oswald con los aviones U-2, por si le preguntaban algo al respecto, él dijo: "No, nada". Dada la obvia omisión de preguntas críticas sobre el presunto asesino del presidente y el conocimiento del renegado de las operaciones y programas militares secretos estadounidenses, y el intento fallido de la CIA de vincular a ese presunto asesino con oponentes de la Guerra Fría en elaborados juegos de desinformación, la decisión de la Comisión Warren de que Oswald actuó solo tiene que tomarse como una mera fantasía.

Según Michael Beschloss, editor del ahora dosier desclasificado 'Johnson Tapes', el director de la CIA John McCone informó a Lyndon B. Johnson a las 9:20 AM del día después del asesinato. McCone habló de "las conexiones extranjeras del presunto asesino, Lee Harvey Oswald", y sugirió a LBJ que Kennedy podía haber sido víctima de una conspiración internacional.

A las 10:01 de esa misma mañana, el director del FBI, J. Edgar Hoover llamó al nuevo presidente, y conversaron un rato:

LBJ: ¿Has establecido algo más sobre la visita a la embajada soviética en México en septiembre?

Hoover: No, ese es un aspecto muy confuso. Tenemos aquí la cinta y la fotografía del hombre que estaba en la embajada soviética, usando el nombre de Oswald. La imagen y la cinta no corresponden al hombre de la voz, ni a su apariencia. En otras palabras, parece que había una segunda persona en la embajada soviética.

LBJ intuyó que la tesis de que el asesinato fue llevado a cabo por la URSS y Cuba con la ayuda de Oswald, como sugirió la CIA, tenía muchas lagunas. De hecho, la conversación entre Hoover y LBJ implica que esa versión de los hechos pudo haber sido facilitada por la propia CIA, pero el percance en Ciudad de México, que condujo a dudosos avistamientos de Oswald por todo el planeta, ponía en entredicho cualquier posibilidad de complot comunista.

LBJ sabía que, dada la existencia de impostores que se hicieron pasar por Oswald en Ciudad de México, lo que desconcertó incluso a J. Edgar Hoover, la tesis de un complot soviético no era plausible. La segunda opción significaba abrir una nueva lata de gusanos para la que la nación no estaba preparada, por lo que la única opción viable era que el Informe Warren ocultara la verdad y etiquetara a Oswald como un lobo solitario.

El libro de Douglass describe a Johnson y Hoover como piezas periféricas de la trama, desconcertadas ante el teatral operativo montado por la CIA. Pero lo más probable es que ambos estuvieran en el ajo, sobre todo LBJ.

Se planificó asesinar a JFK en Miami, luego en Chicago y finalmente lo consiguieron en Dallas.

Alainet.org: Otro intento de asesinato, casi silenciado, fue el que se iba a realizar contra el presidente JFK en Florida. El 11 de enero 1962, el detective A. Tarabochia, escribió a su supervisor, un teniente de la Policía de Miami de apellido Bromley, acerca de un plan para asesinar al presidente Kennedy, con previo conocimiento del agente del Servicio Secreto Ernesto Aragón, el cual implicaba al dominicano Rafael Anselmo Rodríguez Molins, residente en Chicago, quien viajaría a Miami con el fin de atentar contra la vida de JFK durante una posible visita del mismo a West Palm Beach. 

Este atentado en Miami quedó abortado en el último momento tras una breve investigación policial en el que el sospechoso fue identificado como miembro del Consejo Revolucionario Cubano, organización financiada por la CIA. El caso fue silenciado y archivado.

El siguiente intento fue en Chicago. Para tal fin, se vinculó al contrarrevolucionario de origen cubano Pablo Armando López Estrada, ex miembro de Bragada 2506 y en esos momentos radicado en Nueva York. Chicago fue originalmente el lugar donde Kennedy iba a ser asesinado. Si el plan hubiese tenido éxito, Thomas Arthur Vallee habría sido el famoso presunto asesino cuyo nombre sería recordado para siempre, en lugar del de Lee Harvey Oswald. El 2 de noviembre de 1963, Kennedy iba a aparecer en un partido de fútbol de la Fuerza Aérea en Chicago a las 11:40 AM. En la Oficina del Servicio Secreto de Chicago, el agente especial Maurice Martineau alertó de la existencia de informes sobre la presencia de sospechosos en los alrededores el 30 de octubre, tres días antes de la fecha prevista.

Martineau había recibido un soplo del FBI, en el que un informante que se identificaba como "Lee" hablaba de un equipo de cuatro francotiradores. "fanáticos paramilitares de derecha", con rifles de gran potencia, que dispararían contra Kennedy mientras conducía su caravana por la Autopista del Noroeste, en un recorrido lento por la carretera que hoy en día se conoce, irónicamente, como Autopista JFK.

El informe de "Lee" no fue el único. Una casera en una pensión de Northside llamó al FBI después de ver a cuatro hombres registrados como huéspedes, con sendos rifles con mirilla y con un mapa de la ruta de la caravana de Kennedy. El FBI llamó a la oficina del Servicio Secreto en Chicago y comenzaron a buscar a los francotiradores. Dos de los presuntos asesinos fueron encontrados e interrogados durante varias horas, mientras que los otros dos escaparon. Los nombres de los dos aspirantes a asesino presidencial aún se desconocen, ya que el Departamento del Tesoro, que supervisa el Servicio Secreto, destruyó misteriosamente todos los registros de la trama de Chicago.

Los Archivos de Asesinatos y la Junta de Revisión solicitaron en 1995, más de tres décadas después del incidente, estos informes. En vano.

Thomas Arthur Vallee
Mientras tanto, el Servicio Secreto tuvo que responder a otra investigación sobre un exmarine llamado Thomas Arthur Vallee, quien según los informes había estado hablando sobre dispararle al presidente cuando estuvo en Chicago. Vallee era un esquizofrénico paranoico, un miembro desafiliado de la famosa sociedad derechista y anticomunista John Birch, coleccionista de armas y descrito como un individuo solitario.

Como marine en la Guerra de Corea, resultó herido por una explosión de mortero. Posteriormente fue ingresado en varias instituciones psiquiátricas y recibió beneficios completos por incapacidad de la Administración de Veteranos. Al igual que Oswald, el renegado, Vallee, el discapacitado mental, encajaba con el perfil preferido del asesino presidencial: el lobo solitario.

El apartamento de Vallee fue allanado en su ausencia, y los agentes del FBI encontraron un rifle M1, una carabina y 2500 cartuchos de municiones. El Servicio Secreto dio instrucciones a la policía de Chicago para que vigilara a Vallee las 24 horas y lo "sacara de la calle". Vallee fue detenido y arrestado por los agentes de la CPD Daniel Groth y Peter Schurla en la mañana del 2 de noviembre, cuando su Ford Falcon 1962 se dirigía hacia la autopista en la ruta de la caravana de Kennedy.

Los oficiales le acusaron de una infracción de tráfico y le arrestaron. Al ver un cuchillo de caza en el asiento delantero del coche, cargaron contra Vallee, quien llevaba un arma oculta. Tras el registro en el maletero salieron a la luz 300 cartuchos de munición.

Las conexiones de Vallee con la inteligencia de los Estados Unidos pronto salieron a la luz. La matrícula de Nueva York de su coche era 31-10RF. Luke Christopher Hester, redactor de la NBC  en Chicago, se enteró del arresto y le pidió a Hugh Larkin, su suegro, que sus antiguos colegas del Departamento de Policía de Nueva York realizaran una verificación de antecedentes de la matrícula. No se obtuvo ninguna información sobre el coche, lo que significa que sólo las agencias de inteligencia de EEUU podían obtener información clasificada asociada con Vallee.

Los agentes de la policía de Chicago que realizaron la detención de Vallee, Daniel Groth y Peter Schurla, misteriosamente pasaron a tener importantes carreras en los servicios de inteligencia. Groth encabezó el ataque del 4 de diciembre de 1969 contra los líderes de las Panteras Negras Fred Hampton y Mark Clark, quienes fueron asesinados por la policía. Hampton tenía sólo 21 años y Clark 22. Las familias de Hampton y Clark, así como los Black Panthers que sobrevivieron a la redada, demandarían con éxito a Daniel Groth y a las agencias locales, estatales y federales en 1983, con una indemnización de 1.85 millones de dólares. Mientras estuvo bajo juramento, Groth admitió que el FBI de J. Edgar Hoover solicitó la redada donde murieron los dos activistas negros.

Schurla, por su parte, se convirtió en oficial de inteligencia de alto nivel en la sede de la policía de Chicago.

Al igual que Oswald, Vallee también había trabajado con los aviones ultrasecretos U-2 de la CIA en Japón. Vallee le dijo al periodista de investigación Edwin Black que su trabajo con los U-2 fue en Camp Otsu, pero que también ayudó a la CIA a entrenar a exiliados cubanos para matar a Fidel Castro en una base situada en Levittown, Long Island.

Oswald hizo un trabajo similar en un campo de entrenamiento de la CIA en Lake Pontchartrain, cerca de Nueva Orleans. Vallee "trabajó" en una ventana del tercer piso del IPP Litho-Plate, en el 625 de West Jackson Boulevard, directamente encima de donde pasaría la caravana presidencial. Oswald "trabajó" en el sexto piso del Texas School Book Depository, directamente encima de donde pasaría la caravana de Dallas.

El mismo perfil, el mismo cuadro mental, el mismo origen, el mismo curriculum, el mismo procedimiento. No es difícil intuir que la CIA estaba fabricando un chivo expiatorio para encubrir su complot para asesinar a JFK. Los individuos que elegían para llevarlo a cabo encajaban todos en el mismo patrón.

El tirador real en Dallas estaba en la loma cubierta de hierba, y llevaba una insignia del Servicio Secreto.  

Ed Hoffman, un sordomudo de 27 años que se enorgullecía de tener muy buena vista, iba de camino al dentista en la mañana del 22 de noviembre de 1963 y decidió desviarse de su ruta para ver pasar la comitiva presidencial de Kennedy. Por casualidad, vio al francotirador situado en el 'grassy knoll' disparar el tiro mortal. Hoffman estaba en el puente situado encima de la autopista y tomó nota de los dos vehículos que ayudaron a escapar al asesino y su cómplice después del atentado. Uno era un coche blanco de cuatro puertas, y el otro, una camioneta Rambler color verde claro.
El 'montículo de hierba', posible ubicación del segundo tirador.
Hoffman finalmente contó su historia, con la ayuda de un intérprete de lenguaje de signos, a Jim Marrs en 1989. Éste la narra en su libro Crossfire. Hoffman había hecho muchos intentos de explicarle su historia al FBI, en contra de la insistencia de su padre y su tío, que era un oficial de la policía de Dallas,  para que mantuviera silencio por su propia seguridad. En uno de esos intentos los investigadores federales le ofrecieron a Hoffman un soborno de 500 dólares para guardar silencio, lo que lo que no deja de ser irónico, tratándose de un sordomudo.

Luego, los agentes visitaron al padre de Hoffman y le interrogaron sobre la historia de Ed. Deseando proteger la vida de su hijo, Frederick Hoffman sólo dijo: "No sé si Ed vio lo que vio". Los agentes del FBI manipularon luego su informe para sugerir que el padre de Hoffman desestimó la historia de su hijo, en un esfuerzo por desacreditar la evidencia crítica.

En Crossfire, Hoffman describió a dos hombres detrás de la empalizada de madera, en lo alto del montículo cubierto de hierba. Uno de ellos era un hombre fornido con un traje azul oscuro, que Hoffman llamó "el hombre del traje". El otro estaba parado junto a la caja del interruptor del ferrocarril, y era más alto y más delgado, vistiendo ropas de trabajador del ferrocarril. Hoffman lo llamó "el hombre del ferrocarril". El chico pensó que la pareja era peculiar, ya que claramente trabajaban juntos, pero vestían de manera muy diferente. Según Hoffman, el hombre del traje de vez en cuando caminaba hacia el hombre del ferrocarril, le hacía consultas y volvía de inmediato a su posición original.

Cuando se acercó la limosina presidencial, Hoffman observó al hombre del traje hablar por última vez con el hombre del ferrocarril. Luego regresó a la cerca, se inclinó, recogió un objeto y miró hacia atrás por encima de ésta. Hoffman vio una bocanada de humo salir de donde estaba el hombre del traje. Supuso que era un cigarrillo. Pero cuando el hombre del traje se volvió, estaba sosteniendo un rifle.

El hombre del traje corrió hacia el hombre del ferrocarril y le arrojó el rifle. El hombre del ferrocarril lo desmontó con un giro preciso, lo colocó en una bolsa de los trabajadores del ferrocarril y corrió hacia el norte a lo largo de las vías, mientras el hombre del traje paseaba despreocupadamente por el costado de la valla. Un oficial de policía corrió alrededor de la ésta, apuntando con un revólver al hombre del traje, quien tendió sus manos vacías. Después, sacó una identificación del bolsillo de su abrigo, el oficial bajó su arma, y al momento ​​el hombre del traje se mezcló con la multitud y caminó hacia la puerta del pasajero de la furgoneta Rambler verde claro. El auto salió del estacionamiento en el extremo norte del Texas School Book Depository, y giró a la derecha en Houston Street.

Hoffman miró hacia abajo, al cuerpo tendido de JFK en el asiento trasero del automóvil presidencial, que pasó directamente por debajo del puente donde se hallaba, y observó una herida abierta en la parte posterior derecha del cráneo del presidente.

El oficial de la policía de Dallas que que le dio el alto al hombre del traje en la valla de madera era Joe Marshall Smith, quien informó a sus superiores que olía a pólvora cerca de la valla. Más tarde, Smith le dijo a la Comisión Warren que el hombre al que se acercó tenía credenciales del Servicio Secreto que parecían auténticas, lo que le convenció tanto a él como al ayudante del sheriff que le acompañaba. Smith recordaría más tarde que el hombre que le enseñó esas credenciales vestía una camisa y pantalones deportivos, tenía las uñas sucias y las manos de un mecánico de automóviles. En pocas palabras, el tipo no se ajustaba a la descripción de un agente del Servicio Secreto.

Gordon Arnold, un soldado de 22 años de uniforme, también fue testigo de la presencia de un hombre detrás de la valla de madera con credenciales del Servicio Secreto, justo en el momento en que el Oficial Smith se acercaba a la valla, momentos antes del asesinato. Arnold planeaba filmar la llegada del presidente, y estaba caminando hacia el puente del ferrocarril para tener un punto de vista ideal. Cuando estaba detrás de la valla de madera, aseguró haber visto a un hombre con un traje civil que llevaba un arma y una insignia del Servicio Secreto. Éste le dijo que abandonara la zona.

Arnold caminó frente a la valla de madera, y se detuvo para filmar su película. En el libro Crossfire, Arnold declara haber sentido el zumbido de una bala al lado de su oreja izquierda, proveniente de la valla de madera que estaba a pocos pasos detrás de él. Escuchó el disparo e inmediatamente cayó al suelo, como si se estuviera arrastrando bajo el fuego de una ametralladora, como parte del entrenamiento básico que le habían dado en el ejército.

Arnold recordó haber escuchado otro disparo del rifle. Luego vio a un hombre de pie junto a él, agitando un arma larga. Actuando histéricamente, le exigió que le entregara la película de su cámara. Arnold se la arrojó, el pistolero extrajo la película y le devolvió el aparato.

Justo como dijo el oficial Smith, Arnold atestiguó que el hombre con el rifle tenía las manos notablemente sucias. Otros testigos describieron actividades agresivas de hombres cerca de la valla de madera. Jean Hill dijo que los hombres que se identificaron como agentes del Servicio Secreto confiscaron fotos que se tomaron de la caravana.

El agente adjunto Seymour Weitzman le dijo a la Comisión Warren que le dio a uno de los hombres del Servicio Secreto un pedazo del cráneo del presidente que había encontrado en la calle. Existe una evidencia abrumadora de que hombres con insignias del Servicio Secreto confiscaron todas las pruebas de testigos cercanos, justo antes y después del tiroteo.

Como siempre, una narración desbocada y algunos testigos dispuestos a tomar protagonismo. La pregunta es obvia: ¿cómo es posible que los hombres que iban a hacer el trabajo sucio llevaran insignias y credenciales del Servicio Secreto?

El empleado de la CIA Sidney Gottlieb fabricó credenciales del Servicio Secreto en cantidades industriales.

En 2007, la CIA finalmente desclasificó sus "joyas familiares", un informe fruto de la Ley de Libertad de Información que había estado en el limbo por 15 años. El documento, de 702 páginas, contiene un memorandum condenatorio fechado en 1973 y firmado por Sidney Gottlieb, jefe de la División de Servicios Técnicos de la CIA. En dicho informe, Gottlieb habla de cómo proporcionó  a este Servicio [secreto] pases de puerta, pases de seguridad, pases para la campaña presidencial, emblemas para vehículos presidenciales y un sistema de identificación seguro.

Sin embargo, el agente del Servicio Secreto Abraham Bolden, quien fue parte de la investigación sobre el asesinato frustrado en Chicago, declaró que los libros del Servicio Secreto fueron reemplazados en enero de 1964 por la Oficina de Grabado e Impresión. El Departamento del Tesoro tiene jurisdicción sobre el Servicio Secreto y la Oficina de Grabado e Impresión, no sobre la CIA, lo que significa que Gottlieb pudo actuar con total impunidad para su fabricación de "pases".

Por lo tanto, la compleja e intrincada trama para matar a Kennedy fue llevada a cabo por varias agencias que se creían legitimadas para expulsar a un presidente obstruccionista que les impedía ir hacia una guerra total y absoluta. La guerra es el más sabroso de los negocios, con pingües beneficios para un sinfín de actores. El 'pacifista' Kennedy -ergo- debía morir.

La sugerencia de que una agencia gubernamental matara de forma encubierta al presidente de los EEUU [su Comandante en Jefe] para promover su propia agenda, no es en absoluto descabellada. Con el paso del tiempo hemos visto como CIA, FBI, NSA, NED, DEA, USAID y otras siglas imponen su voluntad al margen de quien esté en el gobierno.

La CIA ha estado detrás de los asesinatos [u operaciones de acoso y deribo] de decenas de líderes mundiales, antes y después del asesinato de Kennedy. La CIA derribó a Mohammed Mossadegh en Irán en 1953 y a Salvador Allende en Chile en 1973. Eso era lógico porque se trataba de líderes "revolucionarios" que se oponían a sus intereses. Pero la CIA también derriba a "los suyos" cuando le interesa, como es el caso de Carrero Blanco en España [1973] o Mubarak en Egipto [2011] Por sólo citar algunos simpáticos ejemplos de la entrañable agencia americana de inteligencia.

Con el asesinato de JFK en 1963 las agencias norteamericanas de inteligencia demostraron que no  pensaban permitir que ningún líder político se interponga en su camino. En Latinoamerica se explica un chiste: "¿Por qué no hay golpes de estado en EEUU? Porque no hay embajada americana". Error: el asesinato de Kennedy fue el mayor golpe de Estado que haya protagonizado la CIA. Fue la hazaña  más gloriosa de toda su historia.

El 22 de diciembre de 1963, un mes después del asesinato, el expresidente Harry Truman publicó un artículo de opinión en el Washington Post sobre la necesidad de controlar a la CIA, la agencia que él mismo creó con un trazo de su pluma después de la Segunda Guerra Mundial.

"Durante algún tiempo me ha perturbado la forma en que la CIA se desvió de su objetivo original. Se ha convertido en un brazo operativo, y a veces solapa al gobierno en la formulación de políticas. Esto ha provocado problemas y puede haber agravado nuestras dificultades en muchos aspectos ... Hay algo en la forma en que la CIA ha estado funcionando que está ensombreciendo nuestra posición histórica y creo que tenemos que corregirla". - Harry S. Truman.

Tres semanas antes de que se publicara su artículo de opinión en el Washington Post, en medio de una indiferencia total por parte de los medios, Truman había escrito notas aún más catastróficas:

"La CIA estaba concebida para mantener informado al presidente sobre lo que estaba sucediendo en el mundo en general y en los Estados Unidos y sus dependencias en particular ... no debería ser una agencia para dirigir la política o actuar como un organización espía. Esa nunca fue la intención cuando fue fundada".

Puede interpretarse como el testamento de un hombre acabado, al borde de la muerte, arrepentido de sus múltiples pecados.

Las filtraciones sobre la NSA por parte de Edward Snowden, y la respuesta brutal del gobierno norteamericano a su intento de transparencia, solo dan una idea de hasta qué punto están dispuestos a mentirle al público y reprimir la verdad. A raíz de las revelaciones de Snowden, algunos han sugerido la derogación de la Patriot Act.

Pero no nos hagamos ilusiones: posiblemente Snowden no es más que otro episodio de humo en la espesa historia de la organización criminal CIA.

La justicia real para Kennedy y las innumerables víctimas de la inteligencia masiva y el aparato militar del gobierno de EEUU sólo se puede conseguir derogando la Ley de Seguridad Nacional de Truman de 1945, que creó la CIA y la NSA. Si no presionan para desmontar al monstruo, el monstruo seguirá acosando al mundo y a las generaciones venideras.
Moraleja: Cuando un político no sigue la línea que le marcan desde arriba... ¡PUM!